Les dejo un interesante e hilarante artículo de Teresa Bausili para el diario lanacion.com sobre los errores y horrores de traducción. Imagino que con este artículo, algunos pasaron de la risa, recordando errores de la época estudiantil, a la vergüenza, recordando algún error cometido en época laboral. De todos modos, creo que de los errores y horrores se aprende; nadie es perfecto.
De la risa a la vergüenza,
errores/horrores de traducción
Qué lástima que no guardé una copia de aquella traducción. Fue
en un local de alquiler de autos en Salta, hace dos años, y la versión en
inglés del reglamento era desopilante de tantos errores en que incurría (por
ejemplo, había traducido accidente como huracán, de modo que la frase en inglés
rezaba algo así como cuando lo agarre un huracán en la ruta...). Más
desopilante fue oír la respuesta del empleado cuando me ofrecí a redactar una
nueva versión del documento. "Esto lo escribió una persona con sólidos conocimientos
en inglés", me aseguró.
Está claro que, salvo excepciones, ningún establecimiento está
obligado a traducir nada. Pero si se opta por hacerlo, lo mejor es no delegar
el trabajo al traductor automático de la computadora, ni al sobrino de la amiga
de la prima que está estudiando inglés (o el idioma que fuere).
Mucho se ha avanzado desde que Braniff Airlines aconsejaba a los
viajeros con destino a América latina a viajar desnudos en sus cómodos asientos
de cuero (el slogan Fly in Leather derivó en Viaje en
cuero ). O desde que Parker introdujo en México una lapicera cuyo
aviso debía ser la traducción de It won't leak in your pocket and
embarrass you ( No perderá en tu bolsillo ni te
avergonzará ), pero que increíblemente salió como No perderá
en tu bolsillo ni te embarazará.
Pero sin ánimo de ahondar en las metidas de pata del marketing
empresario, son incontables los ejemplos de malas traducciones con las que uno
se topa a diario en menús de restaurantes, recepciones de hoteles, folletos
turísticos, negocios, carteles, etcétera, de Buenos Aires a Wellington o Pekín.
Hace poco, en un restaurante de la city porteña (bastante
conocido por cierto, y encima con nombre ¡en inglés!) encontré en el menú
frases como Spaghetti I am used orientally (algo parecido a Spaghetti
estoy acostumbrado orientalmente ), en alusión a Spaghetti estilo
oriental, o Buckets of veal and you eat rustic ( Baldes de ternera y
usted come rústico ) para referirse a Cubos de ternera con papas
rústicas.
Es cierto que muchas veces estos disparates son fuente de una
buena risotada -y quién no ha incurrido en barbaridades tratando de chapucear
en otra lengua-, pero tampoco dejan de producir cierta pizca de vergüenza
ajena.
Una de mis (malas) traducciones favoritas es la que rescató el
escritor y traductor norteamericano Brian Steel, de una función a la que
asistió en nuestro país (no especifica en qué teatro). Dice así:
"La orquesta ejecutó el Good sabe the
Queen, coreado por la concurrencia, lo mismo que el Forisa folley good
fillow ( For he's a jolly good fellow )".
Más que traducción, fonética en su peor versión.
Publicado por Teresa Bausili para lanacion.com
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